
En La Molienda nos gusta pensar que elegir alimentos reales también implica cuidarlos bien. Por eso, te compartimos las mejores prácticas para conservar frutos secos y evitar que se humedezcan, se enrancien o pierdan sabor.
1. Guardalos en envases herméticos
La primera regla de oro: mantenerlos alejados del aire. Los frutos secos contienen aceites naturales que, al estar expuestos al oxígeno, pueden oxidarse y adquirir un sabor rancio.
Optá por frascos de vidrio con tapa hermética, frascos de rosca o envases de acero inoxidable.
Evitá bolsas abiertas o mal cerradas, especialmente si están en contacto con humedad.
2. Protegelos de la luz y el calor
La luz directa y las altas temperaturas aceleran el deterioro de los aceites saludables de los frutos secos.
Guardalos en lugares frescos, secos y oscuros: una alacena o despensa alejada del horno o la ventana es ideal.
Si vivís en una zona calurosa o si no vas a consumirlos enseguida, considerá guardarlos en la heladera.
3. Frizá si no los vas a usar en el corto plazo
Si compraste una buena cantidad y sabés que no los vas a consumir pronto, freezarlos es una excelente opción.
Podés congelar frutos secos crudos, tostados o molidos.
Usá bolsas con cierre hermético o frascos aptos para freezer.
No pierden sabor ni textura, y se conservan por meses.
4. Evitá la humedad
La humedad es enemiga directa de los frutos secos. Puede hacer que se pongan blandos, generen hongos o pierdan su textura crocante.
Nunca los guardes en recipientes húmedos.
Si están en frascos de vidrio, asegurate de que estén completamente secos antes de cerrar.
5. Conservá por separado si ya están tostados o condimentados
Los frutos secos tostados, salados o saborizados suelen tener una vida útil más corta que los crudos, ya que sus aceites se oxidan más rápido.
Guardalos aparte, y consumilos preferentemente en un plazo corto.
No los mezcles con los frutos secos crudos para no alterar la conservación de ambos.
Bonus: ¿Cómo saber si un fruto seco se echó a perder?
Usá los sentidos: si tienen olor extraño o textura húmeda, es mejor no consumirlos. Cuando están en buen estado, los frutos secos deben tener olor neutro o levemente tostado, y una textura crocante o firme.
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Cuidar los frutos secos no solo prolonga su vida útil, sino que también te permite disfrutar al máximo de su sabor, textura y beneficios nutricionales. En La Molienda, te ofrecemos frutos secos frescos, naturales y a granel para que elijas la cantidad que necesitás, cuidando tu salud y también el planeta.
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