
La inflamación es una respuesta natural del cuerpo, pero cuando se vuelve crónica puede afectar el bienestar general: genera cansancio, molestias digestivas y puede influir en el sistema inmunológico.La buena noticia es que la alimentación puede ayudarte a mantenerla bajo control, de forma natural y deliciosa.
Elegí alimentos antiinflamatorios
Llená tu plato de colores y nutrientes reales.
Algunos de los más recomendados son:
Frutas y verduras frescas, especialmente las de tonos intensos como frutos rojos, espinaca, brócoli, remolacha y zanahoria.
Grasas saludables: aceite de oliva extra virgen, palta, frutos secos y semillas.
Legumbres: lentejas, garbanzos y porotos, grandes aliadas de la cocina vegetal.
Curcumix, una mezcla lista de cúrcuma, jengibre, pimienta y canela. Esta combinación potencia el efecto de cada ingrediente, ayudando a reducir la inflamación y aportar antioxidantes de manera simple y sabrosa.
Evitá los alimentos proinflamatorios
Reducí el consumo de:
Ultraprocesados y snacks industriales.
Azúcares refinados y harinas blancas.
Grasas trans o frituras frecuentes.
Alcohol en exceso.
Optar por alimentos reales, caseros y de buena calidad marca la diferencia.
Cuidá tu microbiota intestinal
Un intestino saludable es clave para mantener la inflamación bajo control.
Incluí:
Hidratate bien
El agua es esencial para eliminar toxinas y mantener los tejidos en equilibrio.
Probá infusiones naturales o agua saborizada con rodajas de limón, pepino y menta.
Pequeños cambios, grandes resultados
No se trata de eliminar todo de golpe, sino de crear una base alimentaria equilibrada y consciente.
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