La forma en que arrancás tu mañana puede influir muchísimo en cómo te sentís durante todo el día. No se trata de rutinas estrictas ni fórmulas mágicas, sino de hábitos simples y conscientes que podés adaptar a tu ritmo.
Desde La Molienda, te compartimos algunas prácticas naturales para despertar con más energía, presencia y conexión.
Hidratarse ni bien te levantás
Tu cuerpo estuvo varias horas sin agua. Empezar el día con uno o dos vasos de agua (podés sumar unas gotas de limón o jengibre en polvo) ayuda a reactivar el metabolismo y eliminar toxinas.
Un desayuno real y nutritivo
Evitá los ultraprocesados y optá por ingredientes reales: frutas frescas, cereales integrales, frutos secos o un buen pan casero con aceite de oliva.
Probá opciones como:
Movimiento suave al despertar
Mover el cuerpo de forma suave ayuda a activar la circulación, despertar los músculos y despejar la mente. Una buena forma de empezar es con estiramientos simples, respiración consciente o una pequeña rutina de yoga.
Te compartimos este reel con una secuencia de yoga para hacer apenas te levantás. Ideal para despertar con calma y presencia, sin moverte de tu habitación.
Cuidar tu piel y tu energía
Un ritual de cuidado personal puede ser tan simple como lavarte la cara con agua fresca, usar un agua de rosas o hidratar tu piel con una crema natural. También podés usar un aceite esencial suave como el de lavanda o naranja para empezar el día con buena energía.
Tomarte un momento sin pantallas
Aunque sea 5 minutos, empezá el día en modo pausa: escribí, respirá, tomá tu desayuno en silencio o hacé tu rutina sin distracciones digitales. Lo que parece pequeño, tiene un gran impacto.
Empezar bien el día no es cuestión de tiempo, sino de intención. Sumar pequeños rituales con alimentos reales, productos nobles y momentos de presencia puede cambiar tu día entero.
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